lunes, 22 de marzo de 2010

MITO DE GUAYANA
Los Castillos de Guayana en el margen derecho del mítico río Orinoco son las fortificaciones que sirvieron de llave defensiva española para controlar el mito de El Dorado, leyenda que atraía a los piratas a las regiones de Venezuela y la Nueva Granada. La fiebre por el oro aún vive... Al llegar a este lugar, a orillas de río en la reserva forestal de la Sierra de Imataca, le dará la bienvenida un pequeño monumento que le anuncia que ha llegado a Santo Tomé de GuayanaEn realidad, la historia cuenta que antes de que el gran río Orinoco se multiplicase en los cientos de caños que forman el delta, a finales del siglo XVI, fue fundada esta precaria y limitada población que era blanco fácil de múltiples ataques. En 1764 la ciudad fue trasladada muchos kilómetros más lejos y es hoy lo que se conoce como Ciudad Bolívar. En el antiguo asiento se quedaron para siempre los “Castillos de Guayana” con toda su historia a cuestas, a la espera de los viajeros modernos que los miran con fascinante evocación. Se dice que los castillos fueron construidos por los conquistadores españoles entre los siglos XVII y XVIII para impedir la penetración de piratas y bucaneros por el río Orinoco hacia el interior de la Guayana. Sepa que cuando se habla de los “Castillos de Guayana” se hace referencia al castillo San Francisco de Asís o Villapol y al castillo de San Diego de Alcalá o Campo Elías. Por limitaciones debidas a la remodelación del segundo castillo -que sólo podrá ver a lo lejos-, sólo ingresará a Villapol.

CUENTO DE GUAYANA

El pasado viernes en las inmediaciones del Área de exposiciones del Centro Comercial Ciudad Alta Vista II se presentó ante un lleno casi total “Otro cuento de navidad”, de la mano de los mejores humoristas del país quienes por medio de su jocosidad hacen un llamado de reflexión para estas fiestas decembrinas.La actividad arrancó pasadas las 9:30 de la noche, ya los presentes estaban ansiosos, tan solo con ver el escenario con fachadas de casas con letreros graciosos como “Misión Pesebre” lo que deseaban era que la función arrancará.
El primero el salir en escena fue Amílcar Rivero, quien en su papel del ángel Gabriel con sus cabellos dorados como el oro empezó lo que sería una historia muy local, ya que durante toda la obra los distintos personajes trataron problemáticas de la ciudad, como la luz y el agua, sin dejar de lado la crisis empresarial.
Desde el mismo instante de comenzar la obra la venezolaneidad salió el ángel Gabriel le anunció a María por medio de un blackberry celestial que daría a luz a Jesús.


leyenda de guayana

Cuenta la leyenda que en las riberas del Paraná, vivía una indiecita fea, de rasgos toscos, llamada Anahí. Era fea, pero en las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños... Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.
Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva.
El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien al rato, fue alcanzada por los conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera.
La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.
Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.
Tomada de la narración oral.


CHISTE DE GUAYANA

Un señor estaba en una ferretería y pregunta al vendedor:Señor, ¿tiene serruchos?No, no tengo.¿Y sierras?Por lo menos a las 9. 38)El dinero no da la felicidad, pero prefiero llorar en un Ferrari.37)Cariño, tengo dos noticias, una buena y otra mala, he dejado las drogas, pero no sé donde.36)¿Sabes que mi hermano anda en bicicleta desde los cuatro años?Mmm, ya debe estar lejos.35)No desayuné pensando en ti, no almorcé pensando en ti, no cené pensando en ti, y no dormí porque tenía hambre.


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